De nuevo el Peña Santa. Esa montaña que todos los años se lleva a alguien cercano, a alguien que conoces o con el que has compartido monte. Yo no conocía muy bien a Angel Amaro, pero tuve la suerte de tenerle cerca en el reciente cambio iniciado en el seno de la Federación de Montaña de Castilla y León. Sabía que había que cambiar las cosas y ahí estuvo para arrimar el hombro. La semana pasada la montaña más venerada en nuestra comunidad se quedó con su alma. Muchos montañeros dicen que si tuvieran que elegir una forma de morir, elegirían haciendo lo que más les gusta: ascendiendo una cumbre. Pero la muerte nadie la quiere. Valgan estas breves palabras para honrar al compañero Angel Amaro. Nos vemos en el monte.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
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